Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

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100382
Legislatura: 1894-1895
Sesión: 28 de Febrero de 1895
Cámara: Senado
Discurso / Réplica: Réplica
Número y páginas del Diario de Sesiones: 70, 1269
Tema: Discurso sobre insurrección en la isla de Cuba

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Sagasta): Pido la palabra.

El Sr. PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Presidente del Consejo de Ministros.

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Sagasta): Me va a permitir el Sr. Rezusta que antes de que S. S. haga uso de la palabra, diga yo algunas en contestación al Sr. Marqués de Trives, porque no puedo dejar pasar sin protesta el cargo que resulta para la autoridad de la isla de Cuba de las frases que ha pronunciado el Sr. Marqués de Trives, en mi opinión ligeramente, porque eso está absoluta y solemnemente desmentido en el otro Cuerpo Colegislador, por todas las correspondencias que han venido de aquella isla y por todos los Diputados de aquella región; pero si, por desgracia, hubiera pasado eso, en este momento no debía haberlo recordado S. S. Ha debido hacerlo todo menos quitar prestigio a aquella autoridad, prestigio que en estos instantes es más necesario que nunca.

Debo también hacer una aclaración a lo expuesto por el Sr. Marqués de Trives. No me parece bien, ni digno del Parlamento español, ni de ningún Parlamento, que un puñado de revoltosos intervenga en las discusiones de las Cámaras. Las reformas están aquí, y deben discutirse como si allí no pasara nada.

¡No faltaba más sino que viniera a intervenir en nuestras discusiones un puñado de rebeldes contra la Patria! Al contrario, Sres. Senadores; si hay motivo para algo, sería para acelerarlas, porque precisamente es posible que eso quieran los revoltosos, ya que no puedan conseguir otra cosa.

Como ven que el golpe de gracia sería la aprobación de la reforma, y la reforma es amplísima (siendo la manera de inutilizar a los revoltosos y desarmar a la revolución), es posible que hagan esta intentona como último esfuerzo para, ya que no puedan conseguir ni soñar siquiera la victoria, lograr detener una obra por las Cortes y el Gobierno comenzada. No tengo más que decir. (En la mayoría: Muy bien, muy bien.)



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